Bibliofilia IV

84_charing_cross_firstEl Savage Landor llegó perfectamente y se abrió al punto él solo por un diálogo romano en que dos ciudades acababan de ser destruidas por la guerra y sus habitantes, condenados a morir en cruces, suplican a los soldados romanos que pasan que los atraviesen con sus lanzas y pongan fin a su agonía.  Será un consuelo volverme a Esopo y Ródope, y pensar que la precaución de ustedes no va más allá del hambre. Me encantan esos libros de segnda mano que se abren por aquella página que su propietario abría más a menudo. El dia que me llegó el ejemplar de Hazlitt, se abrió por una página en la que leí: «Detesto leer libros nuevos.» Y saludé como a un camarada a quiequiera que lo hubiese poseido antes que yo.

Helene Hanff

Un libro de cartas sobre libros convertido en objeto de culto y una película sobre bibliofilia convertida posteriormente en objeto de culto:

Wikinotas:

Bibliofilia III

Giulio_EinaudiYa he recordado la intensa emoción experimentada cuando abría los paquetes de libros que le llegaban a mi padre. El olor del papel impreso, sobre todo el de celulosa pura que Laertza utilizaba para los clásicos italianos, o para las obras de Benedetto Croce o para La Crítica, me excitaba. Desde el inicio de mi actividad, concedí por tanto una gran importancia a la calidad del papel, y, con dolor de mi corazón, me vi obligado durante la guerra a utilizar papel de pasta de madera, papel que con el tiempo se amarillea y que no resistirá mas allá del siglo XX. Diréis lo que querráis, pero poseer la primera edición de De tu tierra de Pavese, publicada en el 41, hace la boca agua a todos los bibliófilos que, sin embargo, se tendrán que contentar en el siglo XXI con una reimpresión […]

Algo especial para el buen resultado de un libro es la encuadernación. Había para enloquecer cuando los primeros volúmenes se “encorvaban”. Sólo tras una larga experiencia en colas, cartones y telas, se consiguió llegar a una producción masiva de libros encuadernados en óptimas condiciones.

Así pues, papel y encuadernación. Pero sería tonto si no considerase como parte esencial de la forma del libro los caracteres, la compaginación, la tinta, la impresión; y no sólo esto, sino también los folios de cabecera de página, que orientan al lector sobre los temas tratados, los índices analíticos y los índices onomásticos, elementos todos que contribuyen a hacer un libro de estudio utilizable del modo mas provechoso.

La forma exterior del libro debe estar en sintonía con el contenido, debe ser una llamada a la inteligencia del lector. Una llamada discreta que no debe herir al lector cuando éste tenga el libro sobre su mesa de trabajo, en la estantería, o haga de él su livre de chevet. En mi biblioteca personal he intentado eliminar, a menos que sean indispensables, los libros con una presentación indiscreta, diría estridente, que generalmente va pareja a contenidos modestos.

Giulio Einaudi

Notas:

Bibliofilia (II)

Minotaure, 7 (1934)

Minotaure, 7 (1934)

Albert Skira, creador de libros de arte, de aquella espléndida revista que se llamó «Minotaure», aseguró, en el catálogo que conmemoraba sus veinte años de editor, que un bello libro no es obra de una sola persona, sino el fruto del esfuerzo de todos aquellos que trabajan en su elaboración.  Son varios los artesanos que intervienen en la elaboración del libro y el esfuerzo es siempre de carácter colectivo.

Cada libro tiene su historia, independiente del autor y del tema que trata. Una historia referida a su edición.  Aquel libro que nació rico, que produjo seguramente un déficit en la contabilidad de la editorial, ahí está en una librería de última categoría, vendiéndose en lote con otros más modestos que corrieron igual suerte.  «Tres libros por diez pesos» reza el cartel, sin importar nombre de autor, título o tema.

Imprensa_AntigaEl libro, aún en estas condiciones, mantiene su secreto interior, su historia oculta y una especie de dignidad que lo semeja en esas librerías, donde se vende en promiscuidad con discos y otros objetos, a la de aquellos hidalgos venidos a menos que ostentan en el traje gastado la traza de las repetidas limpiezas de las tintoreras y que viven una segunda vida en la Corte de los Milagros de cualquier ciudad.

Luis Seoane, 1957

Anotaciones:

  • SEOANE, Luís, “Breve crónica en relación conmigo y las artes gráficas”, Segundo libro de tapas, Ediciones Bonino, Buenos Aires, 1957
  • Albert Skira, Editor de Arte (Vídeo)
  • Luís Seoane (wikipedia)

Bibliofilia I

Ante el libro, reconozco inmediatamente al hombre de cultura. No necesito saber su manera de entenderlo. Ni siquiera su manera de leerlo. Me basta ver su manera de manejarlo.

Hay ciertos movimientos, casi instintivos, que designan desde la infancia, a quien será más tarde hombre de cultura. Hay, al revés, forma de maltrato a los libros pronto denunciantes del bárbaro que leerá muy pocos o que los leerá sin provecho.

Véanme ustedes ese desatento que ha abierto el tierno volumen por la mitad, empuñando, a puño pleno, cada una de las dos porciones. Ahora lo lee y sus manos descansan en la parte alta de las hojas. Ahora lo deja y ha plegado una de éstas para dejar señal y recordar luego dónde ha quedado. Bien, pues yo os digo que, las páginas que tan ineptamente maneja ese grosero, no las llegará a entender.

Quien las entenderá y gozará es este otro, este enamorado que, sin darse cuenta, ha acompañado ahora con una ligera caricia de los dedos la apoyada atenta caricia del mirar.

Jamás entrará, estad seguros de ello, en los mejores alcázares del saber quien no conozca o no adivine esta verdad profunda. Los libros no son objetos inertes, sino seres animados.

Merecen la consideración, el respeto y, por decirlo así, la fraternidad que merecen los más delicados, los más sensibles, y también los más vindicativos entre los vivientes.

Eugeni D’Ors

Lee el resto de esta entrada »